Hepatitis C: guía práctica, causas, síntomas y tratamiento

Si acabas de leer “hepatitis C” y no sabes bien de qué va, no te preocupes. En este artículo te explico de forma simple qué es, cómo se contagia, qué señales muestra tu cuerpo y qué opciones tienes para tratarla hoy en día.

¿Cómo se contrae la hepatitis C?

El virus de la hepatitis C (VHC) se transmite principalmente por contacto con sangre infectada. El caso más frecuente es compartir agujas o equipos de inyección, lo que hace que personas que usan drogas intravenosas estén en mayor riesgo. También puede pasar al recibir transfusiones de sangre antes de que se establecieran los controles de calidad, o a través de procedimientos médicos sin la debida esterilización. En parejas estables, la transmisión sexual es poco común, pero sí hay riesgo si hay lesiones o sangrado en la zona genital.

Opciones de tratamiento y qué esperar

Hace unos años, curar la hepatitis C parecía difícil. Hoy, los antivirales de acción directa (AAD) hacen que la mayoría de los pacientes eliminen el virus en 8‑12 semanas. Medicamentos como el sofosbuvir/velpatasvir o glecaprevir/pibrentasvir son el estándar y tienen pocos efectos secundarios. El médico te hará un análisis de sangre para saber qué genotipo tienes y decidir la dosis adecuada.

Durante el tratamiento, es importante seguir las indicaciones al pie de la letra: tomar la pastilla a la misma hora, no saltarse dosis y evitar alcohol. Aunque el virus desaparece, es recomendable hacerse un control de hígado después del tratamiento para asegurarse de que no haya daños persistentes.

Los síntomas de la hepatitis C pueden pasar desapercibidos durante años. Cuando aparecen, suelen ser cansancio, dolor abdominal leve, ictericia (color amarillento en piel y ojos) y pérdida de apetito. Si notas cualquiera de estos signos, acude al médico; un simple examen de sangre detecta la presencia del VHC.

Prevenir la hepatitis C es más fácil de lo que crees: no compartir objetos punzocortantes, usar siempre material estéril en procedimientos médicos, y si recibes una transfusión, verifica que el centro siga los protocolos de revisión de sangre. También puedes optar por pruebas regulares si sabes que estás en grupos de riesgo.

En resumen, la hepatitis C es una infección que se cura con la medicina moderna, pero requiere diagnóstico temprano y cumplimiento del tratamiento. Mantén la información a mano, hazte los exámenes cuando sea necesario y no dudes en preguntar a tu profesional de salud cualquier duda que tengas. Tu hígado y tu vida agradecen ese cuidado.

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