- Ernesto Ballesteros
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Estás tumbado en la playa, disfrutando del sol, cuando sientes una picazón rara en la pierna. “Nada grave”, piensas. Días después, te sale una ampolla y dentro parece haber algo moviéndose. Suena de película de terror, pero para miles de personas es real: algunos parásitos no solo entran a tu cuerpo, sino que ponen huevos bajo tu piel. Nunca te imaginas ser protagonista de una historia así, pero la naturaleza siempre encuentra la manera de sorprender y, a veces, asustarte. Aquí van los 10 ejemplos más impactantes: si eres de los que viajan mucho o vives en zonas tropicales… tal vez quieras tomar nota.
Cómo entran los parásitos a tu piel y qué los atrae
Primero hay que entender algo incómodo: nuestra piel no es una barrera impenetrable. Microscopic rasguños, pequeñas picaduras o incluso andar descalzo en el sitio equivocado pueden abrir la puerta a parásitos bastante desagradables. Muchos tienen ganchos, ventosas o mecanismos químicos para adherirse donde otros organismos ni se imaginan. Si hay calor, humedad y un poco de descuido, el escenario es perfecto para que estos invasores hagan de las suyas. ¿Por qué la piel? Es un punto de entrada directo al torrente sanguíneo o a los tejidos blandos, donde pueden sobrevivir y multiplicarse sin ser captados de inmediato por el sistema inmune. Además, algunos parásitos encuentran la superficie de la piel ideal para dejar sus huevos, permitiendo que las larvas viajen luego a otras partes del cuerpo o incluso… a otro huésped.
Por ejemplo, la infección cutánea por parásitos es bastante más común en regiones tropicales pero puede ocurrir en cualquier parte, sobre todo si viajamos o interactuamos con animales. Un parásito que destaca: la Sarcoptes scabiei, una diminuta ácaro de la sarna que perfora túneles en la piel humana y deposita huevos mientras avanza. La picazón es infernal y las marcas en surcos zigzagueantes son tan particulares que hasta los dermatólogos suelen detectarlo al instante. Pero hay muchos otros menos conocidos, que pueden causar síntomas mucho más graves antes de ser identificados.
La forma exacta de entrada varía: algunos usan partes bucales como agujas minúsculas (como la mosca tsetsé), otros prefieren aprovechar lesiones ya existentes (las larvas de ciertas moscas, por ejemplo), mientras que los esquistosomas directamente atraviesan piel sana con enzimas. El peligro está ahí, sobre todo si caemos en la tentación de rascarnos de manera compulsiva y abrir la puerta aún más. Un reciente informe de la OMS indicó que, cada año, se registran más de 200 millones de casos de esquistosomiasis en el mundo, muchos de ellos en personas que simplemente caminaron por agua dulce estancada en zonas endémicas. Así que la próxima vez que andes descalzo, vale la pena pensarlo dos veces.
Los 10 parásitos más impactantes que se meten bajo tu piel y ponen huevos
La lista de parásitos cutáneos no es apta para escrupulosos. Aquí tienes los diez que ocupan el podio (por así decirlo), todos con historias tan reales como desagradables:
- Larva de la mosca Dermatobia hominis (mosca tórsalo): Esta mosca sudamericana usa a los mosquitos como “taxis”. Deposita sus huevos en la piel del humano a través de la picadura de un mosquito y, en días, la larva empieza a crecer bajo la piel, causando dolor, hinchazón y una sensación descrita como “algo moviéndose”.
- Sarcoptes scabiei (ácaro de la sarna): Como mencionaba antes, hace túneles en la piel y deposita huevos a medida que avanza. La picazón nocturna intensa es casi de manual. Suele ser un problema en lugares con hacinamiento: residencias, prisiones y refugios.
- Ancylostoma braziliense (larva migrans cutánea): Un nematodo de gatos y perros. Sus larvas penetran la piel humana al contacto con suelos infectados. No logran llegar al intestino como en animales, así que quedan vagando por la piel, dejando trayectorias rojas y elevadas.
- Chigoe flea (Tunga penetrans): Conocida en Sudamérica y África como la “nigua”, esta pulga se mete bajo la piel, generalmente en los pies, y pone hasta cientos de huevos. El área se inflama, se llena de pus y si no se trata, puede complicarse gravemente.
- Schistosoma (esquistosoma): Sus larvas atraviesan la piel en contacto con agua contaminada. No ponen huevos en la piel pero sí en capilares cercanos, provocando reacciones locales y, con el tiempo, daños orgánicos serios.
- Cuterebra (larva de mosca de conejo): Aunque prefiere roedores, a veces las larvas acaban en humanos. Entran por la piel y forman un furúnculo: el bulto tiene un “agujero de respiración” porque la larva necesita oxígeno mientras se desarrolla justo debajo de la superficie.
- Strongyloides stercoralis (nematodo intestinal): Sus larvas penetran la piel de pies descalzos, migrando por todo el cuerpo. Pueden causar larva currens, una erupción rápida y lineal que delata su paso bajo la piel.
- Leishmania (transmitida por flebótomos): No es un parásito grande, sino un protozoo. La picadura de un flebótomo deja los parásitos en la piel, y las lesiones ulcerosas pueden coinfectarse y dejar cicatrices de por vida.
- Gnathostoma spinigerum: Consumir pescado crudo o agua contaminada puede llevar a que esta larva viaje debajo de la piel, moviéndose incluso varios centímetros al día. Duele y deja marcas muy distintivas.
- Loa loa (gusano ocular africano): El adulto migra bajo la piel para poner huevos. Se ve como un hilo moviéndose bajo la superficie o en el propio globo ocular. No da mucho dolor pero impacta psicológicamente a cualquiera.
Aquí tienes una tabla rápida con datos curiosos de cada parásito:
Parásito | Región principal | Modo de entrada | Síntoma típico |
---|---|---|---|
Dermatobia hominis | Latinoamérica | Piel/mosquito | Bulto doloroso, larva visible |
Sarcoptes scabiei | Mundial | Piel/humanos | Picazón intensa, surcos |
Ancylostoma | Mundial (tropical) | Piel/suelo | Trayectorias rojas |
Tunga penetrans | África, Sudamérica | Piel/pies descalzos | Pústula, inflamación |
Schistosoma | África, Asia | Piel/agua dulce | Picazón, erupción |
Cuterebra | América del Norte | Piel/contacto animal | Bulto con agujero |
Strongyloides | Mundial (tropical) | Piel/suelo húmedo | Erupción móvil |
Leishmania | África, Sudamérica | Piel/picadura | Úlceras, cicatrices |
Gnathostoma | Sudeste Asiático | Piel/comida | Bultos migratorios |
Loa loa | África Central | Piel/picadura | Gusano visible |

Cómo reconocer una infestación: síntomas, señales y cuándo preocuparte
La curiosidad a veces es tu mejor aliada. ¿Cómo saber si lo que tienes es solo una alergia o si hay un organismo viviendo bajo tu piel? El primer dato clave: el tiempo de incubación varía según el parásito. Algunas larvas actúan en horas, como las de la Dermatobia hominis, mientras que otras, como los Strongyloides, pueden mudarse por semanas antes de ser evidentes.
Síntomas para no ignorar:
- Picores extremos especialmente por la noche (típico de la sarna).
- Bultos dolorosos con sensación de movimiento o calor localizado (avisa de mosca Dermatobia o Cuterebra).
- Erupciones que parecen migrar o líneas elevadas bajo la piel (propio de larvas migratorias).
- Lesiones ulceradas que no curan a pesar de los cuidados.
- Pústulas en pies tras caminar descalzo en zona rural.
- Visión de un gusano moviéndose (literalmente) bajo la piel.
En muchos casos, el signo más claro es que la lesión “no se comporta como una herida normal”. Si, por ejemplo, un bulto duele más de lo esperado, expulsa líquido extraño o incluso observas movimiento, hay que pensar en parasitosis. Un dato del Journal of Travel Medicine revela que hasta el 3% de viajeros a zonas tropicales regresa con algún parásito cutáneo diagnosticable.
No te fíes de mitos como “el parásito solo ataca a personas descuidadas”. Es cuestión de exposición: una mordedura, una picadura o un baño en la laguna equivocada pueden bastar. Existen relatos médicos donde el diagnóstico tardío llevó a complicaciones necesarias costosas, como extracción quirúrgica o daño nervioso permanente. Y por cada caso conocido, probablemente haya muchos que pasan con diagnóstico equivocado al principio.
Según un informe de la Mayo Clinic:
“La clave está en reconocer y consultar temprano. Los parásitos cutáneos rara vez desaparecen solos y el retraso en el manejo puede aumentar el riesgo de infecciones secundarias o daño crónico”.
¿Qué nunca debes hacer? Intentar sacar una larva o gusano con objetos caseros o remedios milagrosos de internet. El riesgo de fragmentar el parásito y agravar la infección es muy alto. Siempre acude a un profesional, idealmente un dermatólogo o infectólogo.
Cómo prevenir y qué hacer si tienes dudas
Nadie quiere llevarse de recuerdo un “huevo sorpresa” tras un viaje, así que vale la pena tener en cuenta las mejores formas de evitar estas infections parasitarias cutáneas:
- No camines descalzo en suelos húmedos o arenosos, sobre todo en zonas rurales tropicales.
- Evita bañarte en lagos, lagunas o ríos de agua dulce donde haya casos conocidos de esquistosomiasis.
- Mantén la piel protegida con repelentes y ropa larga cuando haya mosquitos o tábanos en el ambiente.
- Desparasita a tus mascotas y evita el contacto con animales salvajes o vagabundos.
- Si tienes una herida, cúbrela bien y mantén la piel limpia para evitar que sirva de acceso.
- No apliques remedios caseros ni cortes la piel si crees tener un parásito: busca ayuda médica profesional.
Un consejo extra: si eres de los que viajan constantemente, lleva siempre un pequeño botiquín, mantén tus vacunas al día y aprende a identificar las lesiones típicas de los parásitos endémicos del destino. Para algunos casos, como la leishmaniasis o la sarna, hay tratamientos eficaces que evitan complicaciones si se aplican a tiempo.
Pocas experiencias pueden darte tanto miedo como pensar que un ser ajeno vive bajo tu piel. Pero con algo de información y un poco de prudencia, puedes reducir muchísimo el riesgo y reaccionar rápido si algún síntoma aparece. Y si tienes una historia de parásitos poco glamourosa… al menos siempre podrás contar una anécdota que nadie olvidará.