- Ernesto Ballesteros
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Imagínate que, cada año, el número de adolescentes diagnosticados con sífilis está subiendo, no bajando. Suena a retroceso, ¿no? Con tantos avances y tanta información online, es fácil creer que las infecciones de transmisión sexual (ITS) deberían estar bajo control, pero la realidad no perdona: la sífilis ha vuelto más fuerte que nunca entre los menores de veinte. Y no hablamos solo de cifras frías. El repunte es tan claro que desde los institutos, pasando por los centros de salud, hasta las casas con hijos adolescentes, el tema preocupa... aunque no siempre se hable sin vergüenza ni miedo. Si tienes hijos, sobrinos o das clases a adolescentes, lo que sigue podría interesarte más de lo que piensas.
¿Por qué la sífilis vuelve a preocupar entre los jóvenes?
La sífilis nunca fue una historia del pasado, aunque a muchos se lo pareciera por un tiempo. Lo cierto es que, tras el bajón en casos que se logró en los años 90 y comienzos de los 2000 en Europa, desde hace más de una década la sífilis está creciendo entre adolescentes a ritmo de dos dígitos porcentuales cada año en varios países. En España, por ejemplo, el Ministerio de Sanidad alertó en 2024 de un aumento del 37% en los casos reportados de sífilis en personas de 15 a 19 años solo en los últimos dos años. Y la tendencia parece no corregirse. ¿Por qué ocurre?
El primer factor es el olvido. Muchos jóvenes ven las ITS como algo lejano o exclusivo de personas adultas. Añade la falta de educación sexual integral en muchos colegios y en casa, y tienes el caldo perfecto. La sífilis, por cierto, no suele doler ni dar síntomas llamativos al principio. Un pequeño chancro (herida) que desaparece solo no alarma a casi nadie. Por eso, la mayoría sigue con su vida y relaciones hasta que, semanas o meses después, surgen síntomas más serios, o, peor aún, lo transmiten a otras personas sin saberlo.
Hoy se navega entre apps de citas, fiestas, relaciones rápidas y una cultura donde muchas cosas se hablan, menos consultar sobre ITS antes de mantener relaciones sexuales. El preservativo sigue siendo el gran olvidado en relaciones esporádicas, incluso entre parejas estables, donde la confianza hace bajar la guardia. Un estudio presentado en abril en la Universidad Autónoma de Madrid señalaba que solo el 27% de los adolescentes encuestados usa siempre preservativo en encuentros sexuales fuera de la pareja estable. El dato, lejos de asustar, apenas sorprende a quienes trabajan con jóvenes cada día.
Y, como si fuera poco, la información disponible en internet es una navaja de doble filo. Basta con teclear "sífilis síntomas" para encontrar montones de bulos, imágenes sensacionalistas y consejos peligrosos. Eso, mezclado con la falta de espacios seguros para resolver dudas... multiplica el riesgo.
Año | Casos notificados (15-19 años) | % que usó preservativo en primera relación |
---|---|---|
2015 | 323 | 61% |
2018 | 455 | 55% |
2022 | 732 | 42% |
2024 | 1002 | 37% |
Las cifras del aumento son tan claras como para no mirar hacia otro lado. Y no solo las reportan centros de salud españoles; el European Centre for Disease Prevention and Control publicó en 2023 un mapa donde España estaba entre los 5 países europeos con mayor incremento de sífilis en menores de 20. Así de directo.

Mitos, hechos y vacíos sobre la sífilis: lo que los adolescentes no saben
La primera vez que escuché a mi hijo Olmo repetir el clásico “eso solo les pasa a la gente con mala higiene”, me di cuenta de cuántos mitos todavía circulan. Los jóvenes no preguntan porque temen el juicio. Y por ahí empieza la dificultad: la sífilis no respeta edad, clase social ni orientación sexual. Es tan democrática como silenciosa.
Aquí van algunos datos que los adolescentes casi nunca conocen, o prefieren no creer:
- La sífilis se transmite sobre todo por sexo vaginal, anal y oral sin protección. No importa si es con una pareja habitual o de una noche. Ni lavar los genitales ni hacer "duchas de limpieza" después te libran del riesgo.
- Tener otra ITS, como el virus del papiloma humano (VPH) o gonorrea, hace más fácil pillar sífilis. Las mucosas más frágiles son un regalo para la bacteria Treponema pallidum.
- La sífilis puede progresar en el cuerpo durante años sin síntomas fuertes, y en ese periodo daña órganos y aumenta el riesgo de transmisión del VIH hasta 5 veces.
- Los preservativos reducen mucho el riesgo pero no al 100%, sobre todo si no cubren toda la zona con lesiones activas.
- No hace falta tener varios compañeros sexuales para contagiarse. Un solo contacto bastaría.
- La sífilis se cura de forma rápida y sencilla en la mayoría de los casos con penicilina, pero si se detecta tarde puede dejar secuelas graves y, en mujeres, afectar al bebé sin haber dado síntomas antes.
A veces, escuchar historias reales vale más que cualquier sermón. Hace no mucho, mi hijo Brais me contó sobre un amigo cuyo hermano mayor había ignorado una pequeña lesión y, meses después, estaba lidiando con un tratamiento largo y toda la familia preocupada. Los adolescentes a menudo subestiman el riesgo porque se ven inmunes a todo, hasta el día en que una mínima erupción o el médico de cabecera cambian su visión para siempre.
Los vacíos que llenan los adolescentes con información encontrada en redes pueden ser peligrosos. Por ejemplo, la falsa creencia de que sólo las "personas promiscuas" pueden tener sífilis —mentira— o que “te das cuenta siempre que tienes algo” porque salen muchos síntomas evidentes, cuando la realidad suele ser muy distinta.
¿Y cómo reaccionan los jóvenes cuando sí deciden preguntar? El principal obstáculo sigue siendo la vergüenza. Según la última Encuesta Nacional de Salud Adolescente, un 68% de los que sospechan de una ITS tardan tres semanas o más en consultarlo, por miedo a ser juzgados. Si la atención en casa o en el instituto es de “No hagas eso”, el silencio manda.
Aquí es donde padres, profesores y médicos pueden marcar la diferencia. Respuestas concretas, conversaciones directas (sí, aunque a todos nos incomode la charla al principio), y un enfoque sin moralinas pero sin rebajar el riesgo. Si normalizamos hablar de salud sexual, la vergüenza pierde fuerza y los mitos se caen solos.
La lactancia, los abrazos o compartir cubiertos NO contagian la sífilis. Pero basta una relación sexual sin protección. Así de simple. Y sí, existe el riesgo de tener la infección sin darte cuenta y de sufrir consecuencias graves, si el diagnóstico y el tratamiento llegan tarde.

Educar y prevenir: estrategias reales que funcionan con adolescentes en 2025
No hay pócima mágica. Pero la educación sexual realista —esa que va de cara, que no demoniza ni oculta— tiene un impacto bestial en la vida de los chavales. ¿Sabías que en regiones donde se implementa educación sexual desde primaria, los adolescentes reportan menos casos de ITS, menos embarazos no planeados y consultan antes a los servicios de salud? Hay decenas de ejemplos prácticos, como los de Navarra o País Vasco, donde los talleres con testimonios reales, talleres de preservativo y consultas anónimas funcionan mejor que prohibiciones o carteles alarmistas.
- sífilis: la palabra todavía asusta. Pero sólo pierde fuerza cuando se explica en voz alta, se muestran las heridas y se cuenta que afectados son personas normales: estudiando, trabajando, haciendo deporte, enamorándose y, también, equivocándose alguna vez.
- Informar de verdad, no soltar el típico “ten cuidado”. Enseña a usar preservativos de verdad, deja que los manipulen antes de necesitarlos. Hay talleres prácticos, apps simuladoras y hasta máquinas expendedoras en institutos donde el tabú se ha superado.
- Accesibilidad en salud: ¿la última vez que un centro de salud organizó una jornada abierta para jóvenes sin citas ni preguntas incómodas? En zonas urbanas de Valencia o Sevilla, las jornadas "Sin vergüenza" muestran que cuando el acceso es fácil, la consulta sube y los diagnósticos son más tempranos.
- Espacios online seguros: en 2025, los adolescentes buscan respuestas en TikTok, YouTube o foros anónimos. Si no encuentran contenido actualizado y fiable, la bola de bulos crece. Plataformas como “Adolescentes Sin Miedo” o la nueva red de chatbots de salud de la Generalitat han permitido que miles de preguntas anónimas sobre ITS reciban respuesta real, sin alarmismos ni lecciones de moralidad.
Hay una experiencia que nunca falla: las campañas realizadas por chavales para chavales. En varios institutos públicos, grupos de jóvenes organizan jornadas donde narran historias reales, desmontan bulos y, sobre todo, muestran que pedir ayuda o hacerse una prueba no es motivo de vergüenza. Más bien, es un signo de madurez que salva vidas y relaciones.
Padres como yo tenemos la tarea de conversar sin miedos. Hablar de sexualidad antes de que el problema toque la puerta (o la consulta médica). Si no te atreves, busca apoyo en recursos de confianza: médicos de familia, webs oficiales, asociaciones que ofrecen talleres gratuitos, y hasta podcasts hechos por adolescentes que abordan sus propias dudas, sin filtro ni complejos.
Para prevenir la sífilis en adolescentes, recuerda los pasos clave:
- Hablar en familia desde la preadolescencia, normalizando la sexualidad y la consulta sobre ITS.
- Pedir que la escuela incluya talleres prácticos, no solo charlas teóricas.
- Facilitar el acceso a preservativos: sin preguntas, sin vergüenza, sin obstaculos.
- Si surge una sospecha, ir cuanto antes al médico. La sífilis diagnosticada a tiempo casi siempre se cura totalmente.
- Promover la revisión de salud sexual regular, especialmente en relaciones nuevas o múltiples.
La sífilis no distingue. Educar y prevenir, tampoco. Hay que llegar antes que la infección para que los errores pasen a ser solo historias que se cuentan, y no vivencias dolorosas que pagar con la salud y las relaciones. Educar, informar y crear confianza: esa es nuestra mejor vacuna, en casa, en clase y en la vida de los adolescentes que hoy —más que nunca— necesitan respuestas claras y ejemplos reales.