Angina de pecho: todo lo que necesitas saber

Si alguna vez has sentido una presión fuerte en el pecho que aparece al subir escaleras o al hacer un esfuerzo, lo más probable es que hayas experimentado angina de pecho. No es una enfermedad rara, pero sí es una señal de que el corazón necesita atención. Aquí te explico de forma sencilla qué es, por qué ocurre y qué puedes hacer al respecto.

Síntomas y diagnóstico

La angina se manifiesta como dolor o molestia en el pecho, a veces descrita como una sensación de peso, ardor o opresión. El malestar suele durar entre unos minutos y 10‑15 minutos y desaparece con el reposo o la nitroglicerina. Otros síntomas pueden incluir:

  • Dificultad para respirar.
  • Dolor que se extiende al brazo izquierdo, al cuello, la mandíbula o la espalda.
  • Sudoración profusa y sensación de náuseas.

Es importante que no ignores estos signos, sobre todo si aparecen de forma inesperada. El médico suele confirmar la angina con un electrocardiograma (ECG) y, si es necesario, con una prueba de esfuerzo o una coronariografía.

Tratamiento y cuidados

El objetivo del tratamiento es reducir la falta de oxígeno al músculo cardíaco y prevenir episodios futuros. Los enfoques más habituales son:

  • Medicamentos: la nitroglicerina alivia el dolor rápidamente; los betabloqueantes y los calcio‑canalizadores ayudan a controlar la frecuencia y la presión arterial.
  • Cambios en el estilo de vida: dejar de fumar, hacer ejercicio regular (como caminar 30 minutos al día), reducir el consumo de grasas saturadas y controlar el colesterol y la diabetes.
  • Procedimientos invasivos: en casos graves se puede recomendar una angioplastia o la colocación de stents para abrir las arterias obstruidas.

Además de los tratamientos médicos, hay algunas cosas que puedes hacer en casa para aliviar la angina cuando aparece:

  • Detente y descansa en un lugar cómodo.
  • Toma tu nitroglicerina según la indicación de tu médico.
  • Respira profundamente y trata de mantener la calma; el estrés agrava la presión en el corazón.

Si el dolor no mejora en 5‑10 minutos, o si se acompaña de sudor frío, mareos o dificultad para respirar, llama a emergencias de inmediato. Cada minuto cuenta cuando el corazón está en riesgo.

La prevención a largo plazo se basa en controlar los factores de riesgo. Controla tu presión arterial, revisa tus niveles de colesterol una vez al año y mantén un peso saludable. Un buen control de la diabetes también reduce mucho la probabilidad de desarrollar angina.

Recuerda que la angina de pecho no es algo que debas “aguantar”. Si experimentas cualquier molestia sospechosa, busca ayuda médica. Con el diagnóstico correcto y los cambios adecuados, puedes vivir con tranquilidad y evitar que esos episodios interfieran con tu día a día.

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