Candidemia pediátrica: qué es, síntomas y cómo actuar
Si tu hijo tiene fiebre alta y parece estar peor sin razón aparente, podría tratarse de una candidemia. Es una infección del torrente sanguíneo causada por hongos del género Candida. En los niños, especialmente los más pequeños o los que están en la UCI, esta infección puede avanzar rápido y causar graves problemas si no se detecta a tiempo.
Lo más importante es reconocer los signos de alerta. Además de fiebre persistente, observa irritabilidad, dificultad para respirar, cambios en la presión arterial o manchas rojas en la piel que no desaparecen. Si notas alguno de estos síntomas, no esperes: lleva al niño al médico inmediatamente.
Causas y factores de riesgo
La candidemia no aparece de la nada. Los factores que la favorecen en niños incluyen:
- Uso prolongado de antibióticos de amplio espectro que destruyen la flora normal.
- Catéteres venosos centrales, muy comunes en unidades de cuidados intensivos.
- Inmunodepresión, como en niños con cáncer o tras un trasplante.
- Prematuridad y bajo peso al nacer.
- Condiciones que rompen la barrera cutánea, como quemaduras extensas.
Entender estos riesgos ayuda a prevenir la infección. Por ejemplo, si tu hijo necesita un catéter, pregunta al equipo médico sobre protocolos de ase asepsia y cambios regulares.
Diagnóstico y tratamiento rápido
El diagnóstico se basa en análisis de sangre donde se busca el crecimiento del hongo. A veces se usan pruebas moleculares que dan resultados en horas en vez de días. Mientras esperas los resultados, el médico puede iniciar un tratamiento empírico con antifúngicos de amplio espectro, como la fluconazol o la anfotericina B, según la gravedad.
El tratamiento suele durar entre 2 y 3 semanas, y se ajusta según la respuesta clínica y los estudios de sensibilidad del hongo. Es clave completar el ciclo completo; detenerlo antes de tiempo puede provocar recaídas.
Además del medicamento, se deben monitorear los órganos afectados. La candidemia puede dañar riñones, hígado o el sistema nervioso, por lo que se hacen pruebas de laboratorio frecuentes y, a veces, ecografías.
Recuperarse de una candidemia implica también reforzar la higiene y reducir los factores de riesgo. Cambia los catéteres según indicaciones, limita el uso innecesario de antibióticos y mantén una alimentación adecuada para fortalecer el sistema inmune.
En casa, ayuda a tu hijo con una dieta equilibrada, hidratación suficiente y descansos adecuados. Si el médico prescribe probióticos, úsalos como complemento para restaurar la flora intestinal.
En resumen, la candidemia pediátrica es grave pero tratable cuando se detecta a tiempo. Mantente alerta a los síntomas, conoce los factores de riesgo y sigue al pie de la letra las indicaciones médicas. Con rapidez y buen manejo, tu pequeño puede recuperarse sin complicaciones a largo plazo.
Candidemia y otras infecciones diseminadas por Candida en niños: impacto y manejo
- Ernesto Ballesteros
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Análisis del impacto de la candidemia y las infecciones diseminadas por Candida en la población pediátrica, con datos epidemiológicos, diagnóstico, tratamiento y estrategias de prevención.
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