Si te han recetado una estatina, probablemente te dijeron que es para bajar el colesterol y prevenir un infarto. Y eso es cierto. Pero también es posible que hayas escuchado historias de gente que tuvo dolores musculares intensos, o que simplemente se sintió más cansada de lo normal. La verdad es que las estatinas son uno de los medicamentos más estudiados de la historia de la medicina, pero también son uno de los más malentendidos. No son milagrosas. No son peligrosas. Son una herramienta poderosa -y como toda herramienta, su valor depende de cómo se use.
¿Qué hacen realmente las estatinas?
Las estatinas no solo bajan el colesterol. Lo que hacen es bloquear una enzima en el hígado llamada HMG-CoA reductasa. Esa enzima es como el interruptor principal que enciende la producción de colesterol en tu cuerpo. Cuando la bloqueas, tu hígado produce menos colesterol. Pero aquí viene lo interesante: tu hígado no se queda callado. Al darse cuenta de que hay menos colesterol disponible, empieza a sacar más del torrente sanguíneo. Lo hace abriendo más receptores LDL -los que recogen el colesterol malo- y limpiando la sangre más rápido. El resultado: una caída promedio del 70 mg/dL en el colesterol LDL, lo que equivale a un 60% menos de infartos y un 17% menos de accidentes cerebrovasculares después de años de uso.
Esto no es teoría. Es lo que mostraron estudios como el 4S y el HPS, con miles de pacientes seguidos durante años. En personas con enfermedad cardíaca ya establecida, las estatinas reducen el riesgo de morir por un problema cardíaco casi a la mitad. Incluso en personas sanas pero con alto riesgo -por ejemplo, con diabetes o presión alta-, el beneficio es claro: cada 1 mmol/L que bajas tu colesterol LDL, reduces un 22% el riesgo de un evento vascular grave.
Pero no se trata solo de colesterol. Las estatinas también mejoran la función de las paredes de los vasos sanguíneos, reducen la inflamación dentro de las arterias y estabilizan las placas de grasa que podrían romperse y causar un infarto. Algunos estudios muestran que estos efectos empiezan en semanas, incluso antes de que el colesterol baje mucho. Es como si el medicamento no solo limpiara las tuberías, sino también las fortaleciera desde adentro.
El dolor muscular: el efecto secundario más común -y más malinterpretado
Si hay un efecto secundario que todos temen, es el dolor muscular. Y no es para menos. Alrededor del 10% de las personas que toman estatinas reportan molestias en los músculos: dolores en los brazos, piernas, espalda o incluso en el cuello. Algunos lo describen como una sensación de pesadez, otros como calambres que los despiertan por la noche. Pero aquí está el detalle clave: la mayoría de estos dolores no son causados por la estatina.
Un estudio publicado en The Lancet encontró que, cuando a pacientes que decían tener dolor muscular por estatinas se les daba un placebo sin que supieran, el 90% seguía sintiendo el mismo dolor. Eso significa que muchos casos son coincidencias, estrés, falta de ejercicio, o incluso el envejecimiento normal. El dolor muscular es común en adultos mayores -y muchas veces, la estatina se convierte en el chivo expiatorio.
Pero no todos los casos son imaginarios. En menos del 1% de los pacientes, las estatinas pueden causar una condición llamada rabdomiólisis: una destrucción severa del músculo que puede dañar los riñones. Es rara, pero grave. Los síntomas incluyen dolor muscular intenso, orina oscura como coca-cola, y debilidad extrema. Si eso pasa, necesitas atención médica inmediata.
Lo que sí es real es la miopatía estatínica, un término médico para dolor muscular con un aumento leve en la enzima CK (creatina quinasa). Afecta entre el 5% y el 10% de quienes toman estatinas. No es peligrosa por sí misma, pero sí molesta. Y si no se maneja bien, puede llevar a que la gente deje el medicamento -y con eso, pierde toda la protección cardiovascular.
¿Qué estatina te conviene? No todas son iguales
No todas las estatinas son iguales. Algunas son más fuertes, otras más suaves, y algunas tienen menos probabilidad de causar dolor muscular. Por ejemplo:
- Atorvastatina (Lipitor) y rosuvastatina (Crestor): son las más potentes. Reducen el colesterol LDL hasta un 60%. Son ideales para personas con alto riesgo o que ya tuvieron un infarto. Pero también tienen más riesgo de efectos musculares.
- Simvastatina (Zocor): más barata, pero con mayor riesgo de interacciones. No se recomienda en dosis altas si tomas otros medicamentos como antibióticos o antifúngicos.
- Pravastatina y fluvastatina: son más suaves en los músculos. Se metabolizan de forma diferente, lo que las hace menos propensas a causar molestias. Son una buena opción si tu dolor muscular fue con otra estatina.
La clave está en empezar con la dosis más baja posible y subir solo si es necesario. Muchas personas se recetan 80 mg de atorvastatina sin necesidad. Con 10 o 20 mg, ya logran beneficios importantes -y con menos riesgos.
¿Qué hacer si tienes dolor muscular?
Si empiezas a sentir dolores después de empezar la estatina, no la dejes por tu cuenta. Habla con tu médico. Hay varias estrategias que funcionan:
- Cambia de estatina. Si tomabas simvastatina, prueba con pravastatina. Muchos pacientes notan una diferencia inmediata.
- Baja la dosis. A veces, 20 mg de atorvastatina hace lo mismo que 40 mg, pero con menos efectos secundarios.
- Prueba con dosis intermitentes. Tomar la estatina solo 3 veces por semana (por ejemplo, lunes, miércoles y viernes) puede mantener el colesterol bajo y reducir el dolor.
- Considera coenzima Q10. Las estatinas reducen naturalmente los niveles de esta sustancia, que ayuda a las células musculares a producir energía. Algunos estudios muestran que suplementar con 100-200 mg diarios puede aliviar el dolor. No es un remedio milagroso, pero vale la pena intentarlo.
Evita los suplementos de coenzima Q10 de marcas desconocidas. Busca productos con certificación de calidad, como USP o NSF. Y no te creas los anuncios que dicen que “la estatina te está matando los músculos”. La mayoría de las personas pueden tomarla sin problemas -solo necesitan encontrar la versión que les funcione.
El costo y la adherencia: lo que nadie te dice
Las estatinas genéricas cuestan menos de $4 al mes en muchos programas de descuentos. En Estados Unidos, más de 39 millones de personas las toman. Pero un estudio de JAMA Internal Medicine reveló que casi la mitad de los pacientes las dejan dentro del primer año. ¿Por qué? Porque sienten dolor, o porque creen que “ya no necesitan” el medicamento porque se sienten bien. Eso es un error peligroso.
Las estatinas no te hacen sentir mejor. Te protegen en silencio. No hay una señal de que estén funcionando. Pero si las dejas, tu riesgo de infarto vuelve a subir en semanas. No es algo que se vea en un examen de sangre. Es algo que se mide en vidas salvadas.
Si tu médico te recetó una estatina, no es porque seas “muy malo” con tu dieta. Es porque el riesgo de un evento cardíaco es real. Y si tienes miedo de los efectos secundarios, no estás solo. Pero lo que sí está mal es dejar el medicamento sin hablar con tu médico.
El futuro: estatinas más inteligentes
Los científicos ya están trabajando en nuevas versiones de estatinas que actúen solo en las arterias, sin afectar los músculos. Estudios en Stanford sugieren que los efectos protectores de las estatinas en los vasos sanguíneos pueden separarse de los que causan dolor muscular. Si logran entender cómo, podrían crear medicamentos que protejan el corazón sin molestar los músculos. Eso no está disponible hoy, pero es el rumbo que lleva la investigación.
Por ahora, lo que sí funciona es: elegir la estatina correcta, usar la dosis mínima eficaz, y no rendirse al primer dolor. Muchos pacientes que abandonaron las estatinas por miedo a los músculos, luego volvieron con otra opción y lograron vivir más tiempo -y mejor.
¿Las estatinas causan daño hepático?
No, las estatinas no dañan el hígado en la mayoría de los casos. A veces, se observa un leve aumento en las enzimas hepáticas, pero eso no significa daño. En menos del 1% de los pacientes, ese aumento es significativo, y en esos casos se suspende el medicamento. No es necesario hacer controles de hígado rutinarios si no hay síntomas. Solo se recomienda si hay antecedentes de enfermedad hepática o si aparecen signos como ictericia o fatiga extrema.
¿Puedo tomar estatinas si soy vegetariano o vegano?
Sí. Las estatinas son medicamentos sintéticos. Aunque se descubrieron en hongos, la versión que se vende hoy no contiene componentes animales. No hay ingredientes de origen animal en ninguna estatina comercializada. Puedes tomarlas sin preocuparte por tu dieta.
¿Las estatinas aumentan el riesgo de diabetes?
Sí, en un pequeño grupo de personas. Estudios muestran que el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 aumenta ligeramente -entre un 9% y un 13%- en personas que ya tienen factores de riesgo, como sobrepeso o prediabetes. Pero el beneficio cardiovascular sigue siendo mucho mayor. Para la mayoría, el riesgo de un infarto es 5 veces mayor que el riesgo de desarrollar diabetes por la estatina. Si tienes prediabetes, tu médico puede monitorear tus niveles de azúcar, pero no te recomienda dejar la estatina.
¿Es cierto que las estatinas te hacen más débil o te quitan la energía?
Algunas personas reportan fatiga, pero no hay evidencia clara de que las estatinas causen debilidad general. La fatiga es un síntoma muy común y puede deberse a muchas cosas: sueño malo, estrés, depresión, o incluso el envejecimiento. Si te sientes más cansado después de empezar la estatina, habla con tu médico. Puede ser coincidencia, o puede ser que necesites cambiar de medicamento. Nunca asumas que es culpa de la estatina sin descartar otras causas.
¿Cuánto tiempo debo tomar estatinas?
La mayoría de las personas las toman de por vida. No son un tratamiento de corto plazo. El beneficio se acumula con el tiempo. Si dejas de tomarlas, tu colesterol vuelve a subir en semanas, y con él, tu riesgo de infarto. Solo en casos muy raros -como cuando hay efectos secundarios graves o cambios en tu salud- se deja de tomar. Si tu riesgo cardiovascular sigue siendo alto, la estatina sigue siendo necesaria.
¿Qué hacer ahora?
Si estás tomando estatinas y te sientes bien, sigue tomándolas. No te dejes llevar por historias en redes sociales. Si tienes dolor muscular, no lo ignores, pero tampoco lo asumas como una sentencia. Habla con tu médico. Prueba cambios pequeños: otra estatina, otra dosis, una pausa de dos semanas para ver si el dolor mejora. La mayoría de las veces, hay una solución que te protege el corazón sin darte dolor en las piernas.
Las estatinas no son perfectas. Pero son la mejor herramienta que tenemos para prevenir infartos. Y si las usas bien, te pueden dar años extra -y esos años, pueden ser buenos.