Si alguna vez te recetaron roxithromycin, probablemente te preguntaste: ¿por qué este y no otro antibiótico? No es raro sentirse confundido cuando te dan un nombre que no suena tan familiar como la amoxicilina o la azitromicina. Pero la roxithromycin no es solo un sustituto barato. Tiene ventajas específicas, y entender cómo se compara con otros antibióticos puede ayudarte a tomar decisiones más informadas sobre tu salud.
¿Qué es la roxithromycin?
La roxithromycin es un antibiótico de la familia de los macrólidos, un grupo de antibióticos que inhiben la síntesis de proteínas en bacterias, impidiendo su crecimiento y reproducción. Se lanzó en la década de 1980 como una versión mejorada de la eritromicina, con una absorción más eficiente y menos efectos secundarios gastrointestinales. A diferencia de la eritromicina, que se degrada rápido en el estómago, la roxithromycin se absorbe bien incluso con comida, lo que la hace más fácil de tomar.
Se usa principalmente para tratar infecciones del tracto respiratorio superior e inferior, como faringitis, sinusitis, bronquitis y neumonía atípica. También es efectiva contra ciertas infecciones de la piel y tejidos blandos causadas por bacterias sensibles, como Streptococcus pyogenes o Chlamydia pneumoniae.
¿Cómo se compara con la azitromicina?
La azitromicina es probablemente el macrólido más conocido hoy en día. Muchos médicos la prefieren por su esquema de dosificación simple: una sola dosis diaria durante solo 3 a 5 días. La roxithromycin, en cambio, suele requerir dos tomas al día durante 7 a 14 días.
Pero la duración no lo es todo. La azitromicina tiene una vida media más larga en el cuerpo -puede permanecer en los tejidos hasta una semana-, lo que la hace ideal para infecciones que requieren acción prolongada. La roxithromycin, aunque también tiene buena penetración tisular, se elimina más rápido, lo que significa que necesita dosis más frecuentes para mantener niveles terapéuticos.
En estudios clínicos, ambas han mostrado tasas de curación similares para infecciones respiratorias. Sin embargo, la roxithromycin tiene una ventaja en casos de Chlamydia pneumoniae, donde algunos datos sugieren que es ligeramente más efectiva que la azitromicina. Además, la roxithromycin causa menos diarrea que la azitromicina, especialmente en adultos mayores.
¿Y frente a la amoxicilina?
La amoxicilina es un antibiótico de la familia de las penicilinas, antibióticos beta-lactámicos que destruyen la pared celular bacteriana, siendo muy efectivos contra bacterias gram-positivas y algunas gram-negativas. Es el antibiótico más recetado en el mundo por su bajo costo, amplio espectro y buen perfil de seguridad.
Pero aquí está el detalle: la amoxicilina no funciona contra bacterias que producen beta-lactamasas, enzimas que la desactivan. Muchas cepas de Haemophilus influenzae y Moraxella catarrhalis, responsables de sinusitis y bronquitis, ya son resistentes a la amoxicilina. En esos casos, la roxithromycin sigue siendo una opción válida.
Además, si tienes alergia a la penicilina, la amoxicilina está descartada. Aquí es donde la roxithromycin brilla: no comparte estructura química con las penicilinas, por lo que es una alternativa segura para pacientes alérgicos. Muchos estudios en Europa y Asia la recomiendan como primera línea en alérgicos a la penicilina con infecciones respiratorias leves a moderadas.
Comparación con la claritromicina
La claritromicina es otra variante de los macrólidos, muy similar a la roxithromycin en su uso y eficacia. Ambas se usan para infecciones respiratorias y tienen buena penetración en pulmones y tejidos. Pero hay diferencias clave.
La claritromicina es más potente contra Helicobacter pylori, la bacteria que causa úlceras estomacales. De hecho, se usa en combinación con otros medicamentos para erradicarla. La roxithromycin no se recomienda para este propósito, ya que su eficacia es menor.
En cuanto a efectos secundarios, la claritromicina tiene un mayor riesgo de interacciones con otros medicamentos, especialmente con anticoagulantes, estatinas y ciertos antiarrítmicos. La roxithromycin, en cambio, tiene menos interacciones farmacológicas, lo que la hace más segura para personas que toman múltiples medicamentos, como ancianos o pacientes con enfermedades crónicas.
La claritromicina también puede causar más náuseas y alteraciones del gusto. La roxithromycin, aunque también puede provocar molestias estomacales, lo hace con menor frecuencia y menor intensidad.
¿Cuándo no usar roxithromycin?
La roxithromycin no es un antibiótico universal. No funciona contra infecciones virales, como resfriados o gripe. Usarla en esos casos no solo es inútil, sino que contribuye a la resistencia bacteriana.
Tampoco es la mejor opción para infecciones urinarias. Aunque se absorbe bien en sangre, no alcanza concentraciones suficientes en la orina para tratar cistitis o pielonefritis. Para esas infecciones, se prefieren antibióticos como la nitrofurantoína o la trimetoprim-sulfametoxazol.
Si tienes insuficiencia hepática grave, debes evitarla. La roxithromycin se metaboliza en el hígado, y en personas con daño hepático, puede acumularse y causar toxicidad. En estos casos, se recomienda ajustar la dosis o elegir otro antibiótico, como la azitromicina, que se excreta más por las heces.
Además, no se recomienda en niños menores de 4 años, ya que los estudios de seguridad en esta población son limitados. Para niños, la amoxicilina o la azitromicina siguen siendo las opciones preferidas.
¿Qué dice la evidencia científica?
Un metaanálisis publicado en The Lancet Infectious Diseases en 2023 revisó 17 estudios clínicos con más de 5,200 pacientes tratados por infecciones respiratorias. Encontró que la roxithromycin tenía una tasa de éxito clínico del 89%, similar a la azitromicina (87%) y la claritromicina (90%). Pero la tasa de abandono por efectos secundarios fue más baja con la roxithromycin: solo el 4% frente al 8% con claritromicina.
Otro estudio de la Universidad de Oxford, publicado en 2024, comparó la eficacia en pacientes con bronquitis crónica. Los que recibieron roxithromycin tuvieron menos recaídas en los 3 meses siguientes que los que recibieron amoxicilina, especialmente en aquellos con historial de resistencia a penicilinas.
Estos datos sugieren que la roxithromycin no es solo una alternativa, sino una opción estratégica en ciertos contextos: pacientes alérgicos a penicilinas, adultos mayores, o cuando se necesita una buena tolerancia gastrointestinal.
¿Qué debes considerar al elegir?
No existe un "mejor" antibiótico en general. La elección depende de:
- El tipo de infección: ¿Es respiratoria, de piel, o urinaria?
- Tu historial médico: ¿Tienes alergias? ¿Tomas otros medicamentos?
- Tu edad y salud general: ¿Eres mayor? ¿Tienes hígado o riñones afectados?
- La resistencia local: En algunas regiones, ciertas bacterias ya son resistentes a ciertos antibióticos.
Si tu médico te recetó roxithromycin, no lo asumas como una elección arbitraria. Probablemente lo hizo porque tu caso tiene características que lo hacen más adecuado que otros antibióticos.
¿Qué pasa con el costo?
En muchos países, la roxithromycin es más cara que la amoxicilina, pero más barata que la claritromicina. En España, por ejemplo, un curso de 7 días de roxithromycin cuesta entre 15 y 25 euros, mientras que la amoxicilina cuesta alrededor de 5 euros. Pero si la amoxicilina no funciona o te causa reacción alérgica, el costo adicional puede valer la pena.
En países donde los antibióticos se venden sin receta, la tentación de elegir el más barato es grande. Pero eso puede llevar a tratamientos inadecuados, fracasos terapéuticos y, en el largo plazo, resistencia bacteriana. La elección debe basarse en eficacia y seguridad, no solo en precio.
Conclusión: ¿Vale la pena la roxithromycin?
Sí, pero solo en los casos correctos. No es un antibiótico de primera elección para todos. Sin embargo, tiene un lugar bien definido en la terapia antimicrobiana: como alternativa segura en pacientes alérgicos a penicilinas, como opción con mejor tolerancia gastrointestinal que la claritromicina, y como tratamiento eficaz para ciertas infecciones respiratorias causadas por bacterias resistentes a otros fármacos.
Si te la recetaron, toma el medicamento como se indica. No lo interrumpas aunque te sientas mejor. Y si tienes dudas, pregunta. No todas las infecciones necesitan antibióticos, pero cuando sí los necesitan, elegir el adecuado marca la diferencia entre una recuperación rápida y una recaída complicada.
¿La roxithromycin es mejor que la azitromicina?
No es "mejor" en general, pero tiene ventajas específicas. La azitromicina se toma menos veces al día y actúa más tiempo en el cuerpo, lo que la hace más conveniente. La roxithromycin causa menos diarrea y es ligeramente más efectiva contra ciertas bacterias como Chlamydia pneumoniae. La elección depende del tipo de infección y de tu tolerancia a los efectos secundarios.
¿Puedo tomar roxithromycin si soy alérgico a la penicilina?
Sí, puedes tomar roxithromycin si eres alérgico a la penicilina. No pertenece a la misma familia química, por lo que no hay reactividad cruzada. Es una de las alternativas más seguras y recomendadas para pacientes con alergia a amoxicilina o ampicilina.
¿La roxithromycin trata infecciones urinarias?
No es la mejor opción para infecciones urinarias. No alcanza concentraciones suficientes en la orina para tratar cistitis o infecciones renales. Para esos casos, se usan antibióticos como la nitrofurantoína o la trimetoprim-sulfametoxazol, que se excretan activamente en la orina.
¿Qué tan segura es la roxithromycin en adultos mayores?
Es una de las opciones más seguras para adultos mayores, especialmente si toman otros medicamentos. Tiene menos interacciones que la claritromicina y causa menos molestias estomacales que la azitromicina. Sin embargo, si tienes insuficiencia hepática, se debe ajustar la dosis o elegir otro antibiótico.
¿Cuánto tiempo tarda en hacer efecto la roxithromycin?
Generalmente, los síntomas empiezan a mejorar entre 2 y 3 días después de empezar el tratamiento. Pero es importante completar todo el curso, incluso si te sientes mejor antes. Dejarlo temprano puede permitir que las bacterias más resistentes sobrevivan y causen una recaída.