Cuando una medicina de marca pierde su patente, no significa que desaparecerá del mercado. Más bien, se convierte en un campo de batalla donde las empresas farmacéuticas intentan proteger sus ganancias sin violar la ley. Aquí es donde entran los genéricos autorizados: una estrategia inteligente, legal y poco entendida por la mayoría de los pacientes.
¿Qué son los genéricos autorizados?
Un genérico autorizado es exactamente el mismo medicamento que la marca original. Mismo ingrediente activo. Mismos excipientes. Mismas cápsulas, tabletas o líquidos. La única diferencia es que no lleva el nombre de la marca en la caja ni en la etiqueta. Por ejemplo, si Colcrys es un medicamento para la gota, su genérico autorizado es el mismo producto, pero vendido como "colchicina" sin el nombre de la marca.
A diferencia de los genéricos tradicionales, que deben demostrar bioequivalencia ante la FDA, los genéricos autorizados no necesitan ese proceso. Porque no son versiones similares: son el mismo medicamento, fabricado por la misma empresa que creó la marca original. Se fabrican en las mismas plantas, con los mismos procesos, y se envían en empaques distintos. La FDA lo aclara claramente: son terapéuticamente equivalentes porque son literalmente el mismo fármaco.
¿Por qué las marcas las crean?
La expiración de una patente abre la puerta a decenas de competidores que pueden vender versiones más baratas. Pero antes de que esos competidores entren, la empresa de marca tiene una ventana de oportunidad: lanzar su propio genérico. Este movimiento, conocido como "lanzamiento de genérico autorizado", suele ocurrir justo antes o durante los primeros 180 días después de la expiración de la patente.
¿Por qué? Porque la ley estadounidense -la Ley Hatch-Waxman- le da al primer fabricante de genérico una ventaja exclusiva: 180 días de monopolio en el mercado. Durante ese tiempo, nadie más puede vender una versión genérica. Pero si la marca lanza su propio genérico durante esos 180 días, se rompe ese monopolio. Y eso hace que los precios bajen más rápido.
Un estudio de Health Affairs en 2022 analizó 854 lanzamientos de genéricos autorizados entre 2010 y 2019. En los casos donde la marca lanzó su propio genérico durante ese periodo exclusivo, los precios cayeron entre un 15% y un 20% más que en mercados donde no había genérico autorizado. Eso beneficia a los consumidores. Pero también protege a la marca: en lugar de perder todo el mercado, mantienen una parte importante de las ventas.
¿Cómo se diferencian de los genéricos tradicionales?
La diferencia clave está en los ingredientes inactivos. Los genéricos tradicionales solo necesitan tener el mismo ingrediente activo. Pueden cambiar el color, el sabor, el relleno o el recubrimiento. Eso no es un problema para la mayoría de los medicamentos. Pero para algunos -como los tratamientos para el tiroides, el epilepsia o el trastorno bipolar- esos pequeños cambios pueden afectar la absorción y la eficacia.
Los genéricos autorizados no tienen ese riesgo. Porque son idénticos. Si un paciente lleva años tomando un medicamento de marca y su cuerpo se ha adaptado a ese exacto compuesto, el genérico autorizado es la única opción que garantiza que nada cambie.
En una encuesta de la Asociación Nacional de Farmacéuticos Comunitarios, el 57% de las farmacias reportaron que los pacientes se confunden al recibir un genérico autorizado. Muchos piensan: "¿Esto es realmente un genérico si se ve igual que la marca?". La respuesta es sí. Pero la confusión es real. Algunos pacientes se niegan a tomarlo por miedo a que sea "menos efectivo". Otros lo rechazan porque creen que "si es igual, debería costar lo mismo".
¿Dónde se encuentran y cómo se identifican?
Los genéricos autorizados no aparecen en el "Libro Naranja" de la FDA, que es la lista oficial de medicamentos equivalentes. Eso crea problemas para los farmacéuticos. No pueden confiar en la base de datos para saber si un medicamento es genérico autorizado o no. Tienen que revisar los catálogos de distribuidores, los avisos de los fabricantes, o las etiquetas de los envases.
Algunas empresas lo hacen bien. Greenstone Pharmaceuticals, la división de Pfizer dedicada a genéricos autorizados, tiene etiquetas claras y documentación precisa. Pero otras, especialmente pequeñas empresas, no ofrecen información suficiente. Esto lleva a errores en la facturación, en la cobertura de seguros, y en el consejo que dan los farmacéuticos.
Las farmacias que actualizan sus sistemas de gestión -como Epic Systems- han reducido los errores de identificación en un 67%. Pero no todas tienen los recursos para hacerlo. Por eso, muchos pacientes reciben el medicamento sin saber que es un genérico autorizado, y luego se sorprenden cuando su seguro lo cubre a un precio diferente.
¿Quién se beneficia?
Los consumidores ganan en precios. Los aseguradores ganan en costos. Las farmacias ganan en ventas. Pero ¿y las marcas?
Para las empresas farmacéuticas, los genéricos autorizados son una forma de extender su vida útil comercial. En lugar de ver cómo su medicamento cae en picada tras la expiración de la patente, mantienen una parte del mercado. Según Sonecon, el 42% de los medicamentos más vendidos que perdieron patente entre 2015 y 2020 tuvieron un genérico autorizado lanzado dentro de los seis meses siguientes.
Pero hay críticas. La Asociación de Farmacéuticos Genéricos (GPhA) dice que esto retrasa la entrada de competidores reales. Si la marca lanza su propio genérico, el primer fabricante de genérico no puede aprovechar su exclusividad de 180 días. Eso puede limitar la competencia a largo plazo.
El Dr. Jerry Avorn, de Harvard, lo llamó "una sofisticada manipulación del mercado". Argumenta que, aunque los precios bajan al principio, la presencia del genérico autorizado disuade a otros fabricantes de entrar. Así, la marca mantiene el control sin tener que competir de verdad.
La FTC, por su parte, concluyó en 2011 que los genéricos autorizados benefician a los consumidores en el corto plazo. Pero su nuevo estudio, con resultados esperados en 2026, podría cambiar esa evaluación.
¿Qué pasa en 2025 y más allá?
En octubre de 2025, la FDA actualizó su lista de genéricos autorizados y ahora incluye 1,247 productos. Eso es un aumento del 46% desde 2019. Las predicciones indican que para 2027, el 45% de los medicamentos de marca con expiración de patente tendrán un genérico autorizado. En clases terapéuticas como los medicamentos para el sistema nervioso central, la adopción ya alcanza el 67%.
Las compañías de seguros y gestores de beneficios farmacéuticos -como Express Scripts y OptumRx- promueven activamente los genéricos autorizados porque los consideran de mayor calidad. En 2021, Express Scripts reportó un 28% más de uso de genéricos autorizados frente a los genéricos tradicionales.
Pero hay riesgos. En 2023, se presentó en el Congreso una ley llamada "Promoting Competition in Pharmaceutical Markets Act", que buscaría prohibir a las marcas lanzar genéricos autorizados durante el periodo de exclusividad. Si se aprueba, cambiará completamente el juego.
¿Qué debes hacer si te recetan uno?
Si tu farmacéutico te da un medicamento que parece idéntico a la marca, pero cuesta menos, no te asustes. Pregúntale si es un genérico autorizado. Si lo es, puedes estar seguro de que es exactamente lo mismo que tomabas antes. No hay pérdida de eficacia. No hay riesgo adicional.
Si tu seguro no lo cubre, pide que lo incluyan. Muchas veces, los genéricos autorizados tienen el mismo costo que los genéricos tradicionales, pero ofrecen mayor consistencia. Y si tu médico te recetó un medicamento de índice terapéutico estrecho -como levothyroxine, warfarina o carbamazepina-, un genérico autorizado es la opción más segura.
La confusión es el mayor obstáculo. Pero la información es tu mejor herramienta. Conocer la diferencia entre un genérico tradicional y un genérico autorizado no solo te ayuda a ahorrar dinero, sino a tomar decisiones más seguras sobre tu salud.
¿Un genérico autorizado es lo mismo que la marca?
Sí, exactamente. Un genérico autorizado es el mismo medicamento, fabricado por la misma empresa, con los mismos ingredientes activos e inactivos. La única diferencia es que no lleva el nombre de la marca en la etiqueta. Es como si la misma botella tuviera una caja diferente.
¿Por qué cuesta menos si es igual?
Porque no tiene los costos de marketing, publicidad ni promoción que tiene la marca. La empresa ya no necesita pagar por campañas de televisión, muestras médicas o patrocinios. El producto es el mismo, pero se vende sin el "nombre de prestigio". Eso permite reducir el precio.
¿Puedo confiar en un genérico autorizado si tengo una condición grave?
Sí, especialmente si tu medicamento tiene un índice terapéutico estrecho -como la levothyroxine, la warfarina o el fenitoína-. Los genéricos tradicionales pueden tener diferentes excipientes que afectan la absorción. Los genéricos autorizados no. Por eso, muchos médicos los recomiendan para pacientes estables que necesitan consistencia absoluta.
¿Por qué no aparece en el Libro Naranja de la FDA?
Porque no es un nuevo medicamento. El genérico autorizado se vende bajo la misma aprobación original (NDA) que la marca. No requiere una nueva evaluación de bioequivalencia. Por eso, la FDA no lo incluye en el Libro Naranja, que solo lista medicamentos aprobados bajo el proceso de ANDA.
¿Cómo sé si lo que me dan es un genérico autorizado?
Pregunta directamente a tu farmacéutico: "¿Este es un genérico autorizado?". También puedes revisar la etiqueta: si no aparece el nombre de la marca y el fabricante es una empresa conocida como Greenstone, Prasco o Watson, es probable que lo sea. Algunas farmacias ahora lo marcan en sus sistemas como "Genérico Autorizado".
Nina Alcantara
diciembre 3, 2025 AT 09:16El fenómeno de los genéricos autorizados es un caso clásico de regulatory arbitrage: la industria explota la brecha entre la NDA y la ANDA para preservar el monopolio bajo la apariencia de competencia. Es legal, sí, pero éticamente cuestionable. La FDA debería redefinir la equivalencia terapéutica para incluir excipientes en su evaluación, no solo el ingrediente activo. Esto no es innovación, es manipulación estructural.
La Ley Hatch-Waxman fue diseñada para fomentar la competencia, no para permitir que las marcas se conviertan en sus propios competidores con ventaja injusta. El resultado: una fragmentación del mercado que confunde al paciente y erosiona la confianza en el sistema.
La adopción del 45% para 2027 no es un triunfo de la eficiencia, es una victoria de la ingeniería financiera sobre la salud pública.
Jose Reyes
diciembre 5, 2025 AT 05:50¡Qué barbaridad! Esto es una estafa organizada. Las farmacéuticas se hacen los suecos y dicen 'es lo mismo' pero luego cobran menos porque ya no gastan en publicidad... ¡como si eso fuera justo! ¿Y los pacientes que llevan años estables con Colcrys y de repente les dan un 'genérico autorizado' que no tienen ni idea de qué es? ¡Esto es psicológico! ¡Esto es manipulación! ¡Y la FDA lo permite! ¡Qué vergüenza!